Familia, trabajo, amigos, la casa…. Todo suma y el tiempo vuela. Solución: ¡seamos prácticos y aprovechemos las ventajas de las cocinas integradas!!!!
Hay costumbres en la vida que se pueden cambiar y otras nunca cambiarán.
En el segundo grupo hay un ejemplo claro: el hábito de comer. No es una costumbre, es una necesidad, por lo que no podemos concebir un mundo donde no se siga dando culto a algo tan fundamental y gratificante como es la comida.
Por lo contrario, en el primer grupo incluiríamos la forma de comer. Si miramos unas cuantas décadas atrás y pensamos en las comidas familiares y de amigos, podríamos decir que la comida o cena se resumían más como un acto social, cuya elaboración se delegaba en un tercero y tanto anfitriones como invitados se dedicaban exclusivamente a socializar, haciendo uso de sus mejores galas y ciñéndose a un riguroso protocolo.
Este modelo resulta muy poco práctico si se analiza en tiempo actual: en la mayoría de los matrimonios ambos cónyuges trabajan, tienen hijos y, sobre todo, disponen de un tiempo muy limitado. Sin embargo, esta no es razón suficiente para dejar de ver a los seres queridos. Queremos seguir celebrando cumpleaños, embarazos, licenciaturas, … y un sinfín de eventos, aunque no sobre tiempo.
Por eso y porque nos hemos dado cuenta que en el interiorismo esta necesidad se ha sabido interpretar, hoy la cocina es un espacio mimado dentro de las casas. En la cocina no solo se elabora, sino que se recibe. Se prepara y se cocina mientras que los invitados nos dan conversación, nos observan y si son curiosos, saltan al ruedo para colaborar. Se ha dado paso a las cocinas abiertas.
Esta actitud social rompe todos los formatos de protocolo, fríos y rígidos, que durante muchas décadas introducían la reunión por vía hierática. El aperitivo se comparte con el anfitrión, y la actitud relajada de unos y otros rebaja el formalismo hasta el punto de hacerles sentir a los invitados como si estuvieran en su propia casa.
Suelos hidráulicos con diseños del pasado, electrodomésticos integrados de alta gama,
música en toda la casa y vistas al salón y por qué no, en ocasiones, al jardín o a la terraza, convierten la cocina en nuevos espacios sociales.
Si no quieres olores por toda la casa, también existe la opción de acristalar la cocina. Moderna, con aire industrial, vintage o rústica. Cada gusto tiene una opción para elegir.
En https://www.livinghomes.es/Living Homes te invitamos a que conozcas este estilo de vida y te apuntes a una vida práctica. Con esta cocina integrada en el salón, ¿tú también te animas a las cocinas integradas?