Hay casas y casas… Hay casas modernas y de lujo, pero frías e impersonales; hay casas pequeñitas y modestas con mucho encanto; hay casas antiguas con mucha riqueza interior pero poco acogedoras;  en definitiva… hay infinitos estilos de casas.

La casa que hoy os presentamos está llena de encanto, de belleza clásica en su exterior y de modernidad en su interior (instalaciones y prestaciones).  Tiene clase y es acogedora, es luminosa, amplia y manejable pues tiene solamente dos plantas y tiene todo el potencial para adaptarse a la vida cotidiana a pesar de ser una casa que parece pertenecer a otra época.

Suelos de marquetería, molduras de escayola, artesonado, procedentes del Palacio de los Condes de Romanones, o bien la regia verja de forja procedente de la antigua Embajada de Alemania, nos hacen ver, que no nos encontramos en cualquier casa.

Sin embargo, los propietarios sí pertenecen a este siglo y tienen los pies en la tierra, con gustos y exigencias de esta época.  Por eso mismo, la casa se rehabilitó dando importancia a los estándares de confort y exigencia de las buenas construcciones de hoy en día: calefacción por suelo radiante, cerramientos con climalit, aislamientos térmicos en paredes, baños de vanguardia con las mejores calidades del mercado, grandes armarios y vestidores perfectamente pensados…  Porque el diseño clásico no está peleado con el confort y este es un claro ejemplo.

No hay que olvidar el exterior de la casa, especial por su parcela plana, totalmente útil, consolidada con grandes ejemplares de árboles centenarios y con el encanto de un estilo francés. El granito es parte fundamental de la ornamentación exterior: solidez y sobriedad.

No hay belleza plena sin funcionalidad práctica.  Esta casa es bonita y muy práctica, tiene una importante zona de recibo: amplio hall, despacho, comedor independiente, varios ambientes de salón y zona de estar en el invernadero acondicionado. Recibir es un placer y así lo viven los propietarios.

Y la gran pregunta es, pero ¿dónde se encuentra esta casa?  Esta vivienda está ubicada en la urbanización La Florida, en Aravaca, a solo 10 km del centro de Madrid y a escasos metros del barrio de Valdemarín.

Es una propiedad probablemente atípica, pero por eso mismo, con una personalidad inmensa que le confiere el atributo de única. Es una casa clásica para vivir tiempos modernos.