Las vacaciones son para descansar, desconectar, olvidarse del trabajo y disfrutar, ya sea solo, con familia o con amigos. Pero antes de que llegue lo bueno hay que elegir dónde vamos a pasar ese tiempo de asueto y dónde nos vamos a alojar, una decisión que no se puede tomar a la ligera. Alquilar una casa en verano es una estupenda opción y aquí presentamos una serie de consejos a tener en cuenta a la hora de elegir alojamiento.
Agencia o particular
Lo ideal es comenzar el proceso de alquilar una casa de veraneo con tiempo, pero eso no siempre es posible. En cualquier caso, contar con una agencia inmobiliaria siempre es una garantía. Sus profesionales se volcarán en encontrar la mejor opción y si algo no es del gusto del cliente, intentarán resolverlo con prontitud. No sería la primera vez que llegamos a nuestro destino y lo que encontramos está lejos de lo esperado. En estos casos es más sencillo reclamar a una agencia. Con esto no queremos decir que vaya a haber problemas si se cierra un acuerdo con un particular, pero las agencias ofrecen más garantías. Por último, siempre es recomendable dejar abierta la posibilidad de una cancelación gratuita (o lo menos costosa) por si surge un imprevisto de última hora.
Mar o montaña
La eterna pregunta vacacional que nunca podrá ser respondida porque, simplemente, depende del gusto de cada uno. En una encuesta del año pasado de la agencia NC Report, la mayoría de los españoles prefiere veranear en la playa (69%), mientras que un 26% se decanta por la montaña. En cualquiera de los dos ámbitos se pueden encontrar casas de alquiler idóneas, aunque en los destinos costeros más masificados el precio puede dispararse en temporada alta. Una buena opción es buscar en las afueras de la ciudad o en un pueblo cercano. En la montaña el cliente suele buscar la tranquilidad, el contacto con la naturaleza… Sin duda una estupenda elección para desconectar del día a día.
Tamaño de la casa
El tamaño importa, y mucho, en estos casos. Este factor depende del número de personas que se van a alojar en la casa. Si se viaja solo o en pareja puede bastar con un espacio más reducido, con una habitación es suficiente. Con niños sí que es conveniente buscar algo con varias estancias para ganar en tranquilidad, comodidad e intimidad. También se debe mirar el número de habitaciones en viajes con amigos o varias familias. Si el viaje es corto se puede aguantar repartiendo a las personas sofás o camas supletorias, pero si la estancia es de media o larga duración, conviene que cada núcleo tenga su espacio.
Equipamiento
Es importante que la casa de verano esté equipada con todo lo necesario para disfrutar de las vacaciones. Al margen del mobiliario indispensable, el cliente debe preguntarse qué quiere. La piscina no es de primera necesidad, pero si se tiene se disfrutará de ella, ya sea privada o comunitaria. Tampoco vendrá nunca mal un espacio abierto dentro de la residencia: una terraza o un patio. Con el buen tiempo, almorzar o cenar al aire libre siempre es un placer, ya no digamos si además es posible hacer una barbacoa.
Estilo
Si los clientes son exigentes, mirarán el aspecto de la vivienda al margen del tamaño o del equipamiento. Obvio que no nos vamos a quedar a vivir allí, pero que la decoración esté hecha con gusto ayudará mucho a que nos sintamos bien durante el tiempo que pasemos allí. Desde hace años el estilo rústico en las casas tiene mucho tirón entre los clientes, sobre todo si es un alojamiento rural o en la montaña. Si se prefiere algo más moderno siempre habrá ofertas, incluso para los que contemplen la opción de las viviendas vacacionales de lujo. Hay opciones para todos los gustos y estilos.
Precio
Todos queremos encontrar siempre la mejor opción calidad-precio, y siempre hay más posibilidades de logarlas si se hace con antelación. Aunque no hay que obviar las ofertas de última hora que se realizan para no dejar la casa vacía o por cancelaciones inesperadas. Lógicamente, habrá varias categorías de precios, en función de lo que se busque. Como ya comentamos, una posibilidad es buscar en pueblos más pequeños, próximos a las ciudades turísticas. Con esto, nos alejamos del centro y se pierde la cercanía con algunos servicios básicos o con opciones de ocio. Aquí, nuevamente, el viajero debe mirar sus preferencias y valorar.